Algún día sonará a batallita de abuelo, si no lo hace ya, eso que la gente antes solía encontrarse sin tener que quedar previamente ni dominar superpoder telepático alguno. Sencillamente esos abuelos y abuelas, por aquel entonces con pieles tersas y hormonas bailarinas, iban donde iba todo aquél que quería ser hallado.
Pese a esconderse a menudo tras su pintura, a Ramon Suau se le suele encontrar en Mallorca desde hace muchos años. De todos modos, no debemos confiarnos; el badalonés es conocido en el sector aeroportuario por su facilidad en moverse por todo el mundo sin despeinarse. En realidad, viajar ha formado y forma parte de su inquietud vital más allá de los motivos que mueven sus proyectos artísticos.
Pero como Ramon Suau aún no es un abuelo, pese al creciente auge de canas en su cabezota despeinada, también se le puede encontrar entre las líneas de código del hipertexto digital si uno sabe dónde buscar. De hecho, el mismo Ramon echó las migas que conducen hasta él y continúa velando para que resulten apetitosas a quien quiera recogerlas.