La pintura es un líquido seminal.
Alias forma parte de un proyecto creativo mucho más amplio, del que forman parte también las series Autopías, Rifirrafes, Drops y Privatopías que Ramon Suau ha ido desarrollando en diversas exposiciones anteriores, y remiten a una reinterpretación del imaginario que genera la idea de viaje, para convertirse en ficción documental.
La meta es dotar a la pintura de una aceleración que imprime en las imágenes que van pasando por las ventanillas del vehículo en el que el espectador va montando des del primer momento, una sensación de real irrealidad, de borrosa nitidez. Contagiar la velocidad de la pintura, haciéndonos saltar por los fragmentos con una insólita sensación de vértigo. El mínimo que se le puede pedir a la pintura es que traslade su presentimiento a quien la consume, a quien la crea restituyéndole un poco del sentido que le dio quien la creó.